Qué son las Leyes de Reforma
Las leyes de la Reforma fueron un conjunto de leyes anticlericales promulgadas en México entre 1855 y 1863, durante los gobiernos de Juan Alvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez que tenían la intención de limitar los privilegios (fueros) de la Iglesia Católica Romana y el ejército.
Las leyes también limitaron la capacidad de la iglesia católica y las comunidades indígenas de la posesión colectiva de tierras.
El gobierno liberal buscó los ingresos de la desamortización de las propiedades de la iglesia, que podrían financiar la guerra civil contra los conservadores mexicanos y ampliar la base de propiedad de la propiedad en México y alentar la empresa privada.
Varios de ellos fueron elevados al estatuto constitucional por el Congreso constituyente que redactó la Constitución liberal de 1857. Aunque las leyes tuvieron un gran impacto en la Iglesia católica en México, los defensores liberales no se opusieron a la iglesia como una institución espiritual, sino que buscaron Un estado laico y una sociedad no dominada por los mandatos de la religión.
El movimiento reformista mexicano se inspiró en las filosofías políticas liberales de los intelectuales europeos, como Jean-Jacques Rousseau, John Stuart Mill y Pierre Joseph Proudhon.
Sus opiniones fueron adoptadas por un grupo de intelectuales mexicanos que compartieron un fuerte compromiso de moralizar la política mexicana. El miembro más destacado del grupo fue Benito Juárez, un abogado y político zapoteco. Juárez y sus cohortes se exiliaron en Luisiana, donde elaboraron el Plan de Ayutla en 1854 para el derrocamiento de Santa Anna. A medida que el plan obtuvo un amplio apoyo, los conspiradores comenzaron a regresar a México.
En agosto de 1855, en respuesta a la creciente oposición, Santa Anna renunció por última vez.
Se instaló un gobierno provisional bajo Juan Ruiz de Álvarez y los intelectuales de Ayutla; el período subsiguiente de gobierno liberal llegó a conocerse como la Reforma. La Reforma fue promocionada como una versión mexicana de la Revolución Francesa.
Varias leyes, conocidas colectivamente como Leyes de Reforma, abolieron los fueros, redujeron las propiedades eclesiásticas, introdujeron un registro civil y prohibieron a la iglesia cobrar tarifas exorbitantes por administrar los sacramentos.
Las leyes de reforma polarizaron a la sociedad mexicana en líneas pro y anticlericales en un momento en que los delegados preparaban la constitución de 1857, según lo previsto en el Plan de Ayutla.
La nueva constitución se derivó de la de 1824, pero reflejó una visión más liberal de la sociedad a través de su incorporación de las Leyes de Reforma. Reafirmó la abolición de la esclavitud, la educación secularizada y garantizó las libertades civiles básicas para todos los mexicanos.
Sin embargo, tanto las leyes de reforma como la constitución dividieron a las clases políticas y prepararon el escenario para una guerra civil, conocida, años después, como la Guerra de Reforma, en la que se enfrentaron dos bandos: los liberales, encabezados por Benito Juárez; y los conservadores, que apoyaban un gobierno monárquico y centralista.